sábado, 24 de enero de 2009

12 de Octubre, Fiesta Nacional de la Penetración


La Galería Helga de Alvear de Madrid muestra la obra reciente de Santiago Sierra "Los penetrados", un vídeo de unos 45 minutos de duración con todas las combinaciones posibles de penetración anal entre hombres y mujeres, blancos y negros. Así, se van sucediendo ocho actos inconexos, de unos cinco minutos de duración cada uno, en los que, sin hilo argumental aparente, 10 hombres blancos penetran a 10 mujeres blancas, 9 hombres blancos a 9 hombres blancos, 3 hombres blancos a 3 mujeres negras, 7 hombres blancos a 7 hombres negros, 3 hombres negros a 3 mujeres negras, 5 hombres negros a 5 hombres negros, 8 hombres negros a 8 mujeres blancas, y 10 hombres negros a 10 hombres blancos.


Como en muchas obras de Sierra, se define una estructura muy reducida en la que, sin embargo, no se descuida ningún detalle: la acción tiene lugar el 12 de octubre, Día Nacional de España y antiguo Día de la Raza; se parte de 10 personas de cada sexo y raza, número que finalmente no se alcanza en algunos casos dadas las limitaciones inherentes del contexto social de Barcelona; las parejas adoptan la postura del perro, sobre mantas de supervivencia contrapeadas, formando un ángulo de 45 grados con dos paredes de espejo que multiplican las imágenes en un aparente orden circular en el que no predomina un sentido de avance; el vídeo carece de sonido y se rueda en blanco y negro, con los rostros pixelados, etc.


Se consigue de esta manera eludir cualquier referencia al contexto sociocultural de los participantes -aparte de su raza y sexo-, así como a aspectos habitualmente asociados al sexo tales como el sentimiento, el placer, la ternura o la sensibilidad.

Pero esta reducción de los elementos en juego no nos impide encontrar la obra llena de sentido, aceptando la sugerencia del autor, refiriéndose a toda su obra, de que seamos los propios espectadores los que lo hagamos.


Y no encontramos otra cosa que significados políticos, sociales, económicos -justamente en esta obra en que todo se reduce a cuerpos desnudos de dos tonos diferentes-, en una cruda metáfora de la sociedad actual. Individuos inmersos en un tiempo "liso" en el sentido de Deleuze y Guattari, exhaustos de actividad ininterrumpida, mecánica y sin finalidad. Entornos de segregación sexual y racial, en los que rige la competitividad deshumanizada y la falta de comunicación, y donde ésta se convierte en el reflejo deformado de la realidad que son los media.


En definitiva, el mundo del trabajo, de la productividad, de la sumisión al poder; del "dar o dejarse dar por culo", como tan certeramente expresan muchos idiomas.

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