lunes, 29 de diciembre de 2008

Sibilina concepción

El Teatro de la Abadía de Madrid ofrece esta Navidad una recreación de un drama litúrgico medieval basado en el anónimo Auto de los Reyes Magos -el primer texto dramático en castellano antiguo- articulado con otros textos afines de Gonzalo de Berceo y Aly Aben Ragel, varias piezas musicales del mismo periodo -un Auto de Herodes, una Cantiga de Alfonso X, fragmentos del Codex Calixtinus-, así como instrumentos, danzas, coreografía, títeres y vestuario ad hoc. Todo ello dirigido y dramatizado por Ana Zamora, al frente de la compañía segoviana Nao d'amores, con la colaboración en la dirección musical de Alicia Lázaro, con una gran libertad creativa, sensibilidad y cariño, no exentas de rigor, coherencia y un profundo conocimiento de este periodo de nuestro arte dramático, tan poco habitual en la programación madrileña. Libertad creativa que no impide transmitir al público el carácter y el espíritu que estas representaciones debían de tener y dotar al espectáculo de encanto, magia y complicidad con el público, con un graderío construido para la ocasión, bajo la cúpula de esta antigua Abadía, con botafumeiro, campanilla e incienso incluidos.

Destaca en el montaje la utilización de elaborados títeres que recuperan la simbología animal asociada a los Reyes y nos recuerda la importancia que tuvo la tradición oral en la transmisión de estas piezas y entronca con un patrimonio milenario y universal en forma de imágenes simbólicas del que el Tarot sería un ejemplo paradigmático y con el que guardan mucha relación algunas partes de la función.

Con la frescura señalada, se integran el originalmente profano Canto de la Sibila, con la historia de los Tres Reyes Magos y el reinado de Herodes. La encantadora y sobria danza de la Sibila y sus salmos latinos, nos recuerdan su origen grecorromano: mujer sabia, en trance, poseída por las fuerzas de la naturaleza, con poder para dominar a las bestias y profetizar la llegada de un nuevo ciclo a partir de la lectura de los astros. Un mismo espíritu maternal y virgen que engendra el fruto cósmico de esta renovación, el Cordero, que termina rodeado de la mandorla vaginal y los cuatro elementos simbólicos: el buey, el león, el águila y el ángel, y que remiten de nuevo al Arcano XXI del Tarot.

1 comentario:

Sara Mansouri "Saroide" dijo...

Qué interesante y qué bien transmitido en tu artículo. A ver si estoy a tiempo de ver la obra, que iba a reservar y al final cambié de planes, ¡me has hecho arrepentirme :P! Un saludo